25 de septiembre de 2007

Crónicas dieciocheras


Me ha costado hacerme el tiempo para escribir en el blog, pero aquí va un resumen de lo que fue mi fin de semana largo de Fiestas Patrias en el que hubo de todo un poco...

Todo partió el viernes 14, carrete con los Kuerpos en la casa del Feña, el menú incluía empanadas para ponerse a tono con la ocasión, jejeje!
El sábado me dediqué a descansar y preparar mis cosas para partir a la playa a la mañana siguiente, anduve como zombie todo el santo dia, muerto de sueño.
El domingo partimos en la mañana a Algarrobo con mis amigos de la pastoral, esa mañana casi me quedo dormido, salí de mi casa sin desayunar siquiera a la hora justa. Menos mal que ninguno había desayunado, así que al final pasamos todos a tomarnos un reparador café al Pronto Copec de Malloco antes de seguir rumbo a la costa. Allá llegamos a instalarnos, a almorzar y luego estuvimos toda la tarde dando caminatas en la playa, aprovechando el lindo día soleado. Vimos la puesta de sol y en la noche hicimos un asadito para hacerle la despedida a Juan. Para terminar el día su buen juego de cartas de nunca acabar, lo cual nos mantuvo muertos de la risa todo el rato.
La mañana del lunes nos dedicamos a ordenar y limpiar después del desayuno, y nos dimos el tiempo de ir a caminar por la playa antes de preparar el retorno a Santiago, a modo de despedida.
Una vez en Santiago preparé mis cosas otra vez para ir esta vez a Pelarco, invitado por la Anita. Esta vez la travesía fue viajar en bus hasta Talca y luego tomar una micro que me dejaba en el centro del pueblo, ahí me pasó a buscar la Anita en la camioneta. Llegamos a la casa de sus papás y ahí me esperaban con una rica cazuela y empanadas, para reponerme del viaje. En la noche nos fuimos a las fondas en Cumpeo, a varios kilómetros al norte de Pelarco. En el trayecto nos quedamos en panne debido a que los carbones del alternador se habían gastado y la camioneta se quedó sin batería. Afortunadamente encontramos a la persona adecuada (un eléctrico de autos) que nos ayudó a salir del paso. En el viaje de regreso la carga de la batería no alcanzó para llegar hasta la casa y quedamos botados de nuevo. Finalmente un vecino del sector nos remolcó con un camión y así pudimos volver sanos y salvos a la casa. La noche del 18 fuimos a las fondas en un pueblo cercano a Molina, en compañía de una familia amiga. Ahí bailamos hasta cueca y corridos mexicanos, a la usanza campesina, estuvo súper entretenido todo!
El miércoles fue el día del regreso, nos tocó un día con chubascos y granizos, pero llegando a Talca el clima estaba más estable. Ahí con la Anita esperamos nuestros respectivos buses (ella partió una hora antes que yo) y después de un largo viaje volví a mi casa a preparar mis cosas para un nuevo día laboral...

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